El trabajo de lectoescritura que llevo a cabo en mi aula tiene una perspectiva constructivista, de manera que los niños/as van construyendo su propio aprendizaje a través de actividades significativas y motivadoras para ellos/as.
Como ya comenté en entradas anteriores, la palabras más motivadora y significativa para un niño/a es su propio nombre. Ya vimos diferentes actividades que podemos llevar a cabo para trabajar el nombre propio y el de los compañeros/as.
En esta entrada os dejo una actividad que hemos realizado a lo largo de todo el curso: "El libro de mi nombre". Empezando en octubre, cada mes han decorado medio folio con algo característico del mes y han escrito su nombre "a su manera".
Llegados a Junio podemos ver el resultado: un libro que recoge la evolución personal de cada niño/a del proceso de lectoescritura. Es una escritura espontánea, sin guía ni copia de su nombre, considerando los errores no como fallos sino como procesos naturales de aprendizaje.
A través de esta actividad vemos perfectamente las diferentes etapas de la lectoescritura y el momento en que cada alumno/a se encuentra. Queda patente que los grupos de alumnos/as son heterogéneos: algunos ya dominaron el nombre en enero, otros lo fueron adquiriendo en el segundo trimestre y otros lo consiguieron en junio. Algunos escriben su nombre y el de muchos de sus compañeros, otros han necesitado una ayudita en clase y casa... pero lo importante es que para todos ha sido un proceso natural, sin presiones, donde se ha respetado su ritmo personal y estimulado a cada uno/a en función de su capacidad en cada momento.
Os dejo un vídeo del libro del nombre de Sandra:
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