Ha elegido un cuento precioso y además nos trajo a un invitado muy especial a contarnos el cuento: ¡un dinosaurio!
"La casa de los mil perritos"
Se dice que
hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto
día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de
las puertas de dicha casa.
El perrito,
subió por las viejas escaleras de madera. Al terminar de subir, se topó con una
puerta semiabierta; lentamente se adentró en el cuarto. Para su sorpresa,
se dio cuenta que, dentro del lugar habían 1000 perritos más observándolo
tan fijamente como él los observaba a ellos.
El perrito,
comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco y vio que los 1000
perritos, hacían lo mismo.
Así, el perrito sonrió y le ladró alegremente a uno de
ellos. ¡Sorpresa! ¡El perrito se alegró al ver que los 1000 perritos le
sonreían y le ladraban alegremente a él! Cuando el
perrito salió del cuarto, se quedó pensando para sí mismo ¡Qué lugar tan
agradable! ¡Vendré más seguido a visitarlo!
Tiempo
después, otro perrito callejero, entró al mismo cuarto; pero a diferencia del
primero, ese perrito, al ver a los otros 1000, se sintió amenazado, ya que lo
miraron de manera agresiva. Empezó a gruñir y, claro, vio como los 1000
perritos le gruñían a él.
Cuando el
perrito salió del cuarto, pensó: ¡Qué lugar tan horrible es este! ¡Jamás
volveré a entrar aquí!
En el frente
de dicha casa, se podía leer un letrero que decía: "La casa de
los 1000 espejos".
Es un cuento muy bonito para reflexionar sobre cómo influye nuestra actitud hacia los demás en los que recibimos de ellos.
Tras leer el cuento jugamos a ser nosotros los perritos y el espejo. Salieron por parejas. Uno ponía el gesto de una emoción (alegría, tristeza, enfado, miedo, sorpresa...) y el que hacía de espejo tenía que imitarla. Es una bonita actividad para trabajar la identificación emocional.
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