La semana pasada encontré en internet una técnica para el control del estrés en niños que me gustó mucho y he decidido construirla para mi clase. Se llama "El tarro de la calma". Os explico en qué consiste:
Creado por Maria Montessori. el tarro de la calma es una sencilla técnica cuyo objetivo es calmar el estado de ánimo de los niños durante sus rabietas, ataques de llanto o situaciones de estrés.
El frasco es un simple recipiente de plástico lleno de agua, pegamento y purpurina que es agitado frente a sus ojos con la intención de desviar la atención de los niños hacia el movimiento de los líquidos.
Si acompañamos el movimiento de los líquidos con un tono tranquilo y dando instrucciones sobre su respiración, ayudaremos a los niños a concentrarse en el objeto, consiguiendo que se calme.
Poco a poco iremos haciéndolos conscientes de la relación que hay entre despejar la mente, cuidar la respiración y controlar el estrés.
Lo que tenemos que dejar muy claro es que el tarro de la calma es una técnica de control de estrés, no es un castigo por lo que no debe ser utilizado como tal ni como una amenaza.
Maria Montessori explicó que el tarro de la calma permite a los niños organizar y centralizar su sistema nervioso central en un estímulo concreto.
Cuando los niños están estresados, su ritmo cardíaco y su respiración se aceleran y su mente se bloquea. Muchas veces, tras la rabieta, ni siquiera saben decirnos por qué lloraban. Sin embargo, al concentrarse en la lenta caída de la purpurina se crea una relación entre este patrón visual y la calma.
¿Cómo crear un tarro de la calma?
Es bastante sencillo. Los ingredientes que necesitamos son los siguientes
- 1 bote de plástico (al principio utilicé el de la foto, pero una vez lleno me di cuenta de que pesaba mucho para los niños, así que pasé el líquido a botellas de agua pequeñas)
- Pegamento líquido transparente
- Glicerina (la compré en la farmacia)
- Purpurina de diferentes colores
- Adornos varios (estrellitas y lentejuelas)
- Colorante alimentario
Se llena la mitad de la botella de agua caliente. Se añade un chorro de pegamento líquido y otro de glicerina y se remueve (esto hará que existan diferentes densidades en el agua y la purpurina se mueva lentamente).
Se añade un par de gotas del colorante alimentario elegido y se remueve. A continuación echamos la purpurina de diferentes colores y grosor (la cantidad se va viendo sobre la marcha, pero necesita bastante para que el líquido quede bien cubierto).
Por último se añaden los adornos que hayamos elegido.
¡Importante! una vez hecho el tarro, debemos sellar el tapón con la pistola de silicona para evitar que los niños lo abran.
Os dejo un vídeo que explica muy bien cómo construirlo, está en inglés, pero con las imágenes queda muy claro cómo hacerlo. Personalmente, creo que es el que mejor lo explica.
¡Y aquí está nuestro tarro de la calma!
El viernes se lo presenté en la asamblea y les expliqué cómo lo vamos a utilizar. Gracias al cuento "El monstruo de colores", está familiarizados con la emoción "calma", así que lo entendieron muy bien
Hoy ha sido el primer día que ha surgido la ocasión de utilizarlo. Un niño de la clase ha cogido una rabieta porque otro tenía un material que él quería y no quería esperar a que llegara su turno. Viendo que en plena rabieta era imposible hablar con él, me he sentado a su lado, le he dado el bote de la calma y lo hemos mirado juntos mientras cogíamos aire por la nariz y lo soltábamos por la boca. Ha dejado de llorar y poco a poco se ha ido calmando. Cuando ya estaba calmado, hemos hablado sobre lo que ha pasado y la necesidad de esperar a su turno.
¡Así que parece que funciona!
¡Os animo a hacer uno en casa junto con vuestros hijos/as!
me gusta la idea , haremos uno en casa
ResponderEliminargracias